Las relaciones humanas requieren dedicación, compromiso, honestidad y asertividad. En contra de lo que muchos creen, no me parece que las relaciones impliquen esfuerzo. El esfuerzo aparece cuando el vínculo no fluye y si no fluye, ¿para qué forzarlo?
En las leyes sistémicas se explica: “en una relación de amistad o de pareja hay una dirección que une a las dos personas y hay un doble sentido. Cuanto más iguales- en cualquier aspecto- son los dos sentidos, la relación es más fuerte y duradera. Si alguno de los dos sentidos se paraliza, bloquea o deja de dar, por cualquier causa, dicha relación se debilita y puede que se rompa” Angel de Lope
He descubierto que muchas de las fracturas a nivel de vínculos son consecuencia de que no se respetan estas leyes sistémicas. Conocer más al respecto puede ayudarnos a mantener el equilibrio en los sistemas a los que pertenecemos.
A veces sucede que una relación nos aporta algo positivo en una etapa de nuestra vida y luego ya no nos llena. Pues será tiempo de soltarla. Escuché en una conferencia que no importa la cantidad de amigos que tengamos sino la calidad. No es un concepto nuevo este evidentemente, pero vale la pena recordarlo.
Tengo pocos amigos, quizás menos de los que tenía hace unos años pero me enriquecen como persona, me habilitan a ser yo, me permito ser espontánea con ellos, decir lo que pienso, incluso cuando eso pueda no gustarles. ¿Y saben lo que pasa? Sintonizamos de tal modo que no hay espacio para la queja, ni la crítica, ni el mal humor.
Aun cuando haya cosas del otro que a veces no me cuadran y se las diga, hay una comunicación afectuosa y respetuosa, empática y honesta que hace que agradezca lo que aprendo de mí a través del otro. Y viceversa.
Estoy en un momento en el que me siento muy quisquillosa y selectiva respecto a mis vínculos. He decidido que quiero compartir mi tiempo solamente con aquellas personas cuyas ideas disfruto y aprovecho, aquellas que me despiertan sentimientos de alegría y cariño, aquellas con las que coincido en intereses. No le veo sentido a interactuar con personas con quienes practico una escucha superficial porque no me dan la libertad de participar desde lo que soy yo.
Creo que uno de los mayores problemas que enfrento es la frustración que me genera encontrarme con personas que no quieren crecer, que no quieren mirarse, o las que dicen que quieren y actúan en total incoherencia con su discurso. Entiendo y acepto que es una carencia mía, que soy yo la que tiene que aceptar esa realidad. Una realidad en la que me rodean seres humanos que basan su vida en excusas, que se autoengañan, que se quejan, que critican y no se hacen responsables de su felicidad.
Debo decir que aún me queda mucho trabajo por hacer. A mí también me pasa lo mismo que a cualquiera de ustedes: sufro porque me apego a un pensamiento que es mío. Sufro en definitiva por la falta de empatía, de compromiso, de respeto en las relaciones humanas. Es parte de mi crecimiento y así lo tomo.
¿Cómo son tus vínculos? ¿Cuándo fue la última vez que echaste un vistazo a tus relaciones? Hoy es un buen día para hacerlo. Puedes observar cómo está funcionando este doble sentido que menciona Angel De Lope y desde allí hacer los cambios que consideres necesarios. O puedes dejar todo como está. Eso sí, asume la responsabilidad de los resultados y no busques culpables.