Escuché una frase hace años que decía: “lo que eres grita tan fuerte que no puedo escuchar lo que dices”. La interpretación que cada uno haga de ella es subjetiva evidentemente así que voy con la mía. Yo entiendo que cuando emplea el verbo “eres” en realidad se refiere a los comportamientos de las personas y lo asocio por lo tanto a ese afán de llamar la atención, de mostrarse, de convencer al mundo de que vales. Es por eso que entiendo que es el EGO el que aparece como lo que “eres”. Dejar que el ego conduzca nuestras actitudes es solamente una elección más de las tantas que tomas a diario. La otra opción es escuchar a tu voz interior, que es mucho más sabia. Porque ten presente esto: todos tenemos sabiduría interior. La diferencia entre unos y otros es que están aquellos que la escuchan y están los que no.
Y ahí lo conecto nuevamente con esta frase de la que les hablaba. Cuando el ego en cualquiera de sus manifestaciones grita tan fuerte ¿cómo podrías escucharte? ¿Cómo podrías escuchar a los demás? La escucha es una habilidad que se maneja en distintos niveles, ninguno es bueno ni malo sino que sencillamente aplico el que más conveniente me resulte según la situación. Por darles un ejemplo personal, cuando estoy al lado de alguien que lo que cuenta son malas noticias o quejas o excusas pues definitivamente elijo quedarme en una escucha superficial. En cambio cuando estoy con alguien que me cuenta su historia, sus miedos, sin inquietudes elijo usar mi escucha completa. La escucha completa o escucha activa consiste en que no solamente escucho las palabras de mi interlocutor sino que también conecto con sus emociones y escucho aun lo que no dice verbalmente. Esto obviamente requiere entrenamiento además de un genuino interés por las personas.
Volviendo a la cuestión del ego y sus “gritos” considero que cuando estás en esa posición eres incapaz de captar el verdadero mensaje, ya sea de otro o el de tu voz interior, eres incapaz de conectar con las emociones, con las necesidades, con los miedos, con los valores, tuyos y ajenos porque estás demasiado ocupado en la interpretación de un papel que te lleva a alejarte de las personas y de tus objetivos.
¡Atención! Que el ego no se manifiesta solamente en personalidades avasallantes o temperamentales, sino que puede aparecer un lobo disfrazado de cordero que también esté jugando el mismo rol, puede aparecer el falso modesto, puede aparecer la víctima, puede aparecer el canchero del grupo y sin embargo, también hay un ego que grita, desde otro enfoque pero grita al fin. El ego miente. El ego no es tu esencia. ¡Cuidado!
Mi idea como siempre es que puedas mirarte un poco más y tomar conciencia de aquellas instancias en las que dejas que tu ego se apodere de tu verdadero ser. Cuando hayas detectado las situaciones pregúntate qué necesidad tienes detrás de ese comportamiento, qué beneficio obtienes y sobre todo, si eso es lo que quieres para tu vida. Luego tómate unos minutos a solas para conectar con tu sabiduría interior y pregúntale qué puedes dar de ti, qué huella puedes dejar. ¡Y hazlo!