Cuando hablamos de personas exitosas difícilmente escuchemos el nombre de alguien que no sea reconocido mundialmente. Y esto hace que me pregunte acerca del concepto de éxito. No digo que esas personas no seas exitosas, lo que digo es que esos modelos de alguna manera fomentan la creencia de que el éxito guarda relación con actos heroicos, con grandes sumas de dinero, con fama, con reconocimiento.
Yo me siento exitosa. Me siento exitosa desde el momento en que tengo tantas bendiciones para agradecer día a día, me siento exitosa porque cada día intento dar algo a alguien: mi tiempo, mi escucha, un cumplido, un mensaje alentador… Me siento exitosa porque he crecido emocionalmente, porque soy capaz de decir lo que siento, porque sé lo que quiero, porque tengo una amiga del alma a miles de kilómetros con quien me relaciono como si estuviera a un metro de mí, me siento exitosa porque soy responsable de mis acciones, me siento exitosa porque no albergo sentimientos negativos, me siento exitosa porque soy dueña de mi tiempo y hago lo que quiero con él.
El éxito para mí es aquello por lo que serás recordado cuando no estés. Por lo tanto se relaciona fundamentalmente con los vínculos, con los valores, con cuánto has dado en esta vida, con los principios que has defendido, con las personas a quien has inspirado, con el ejemplo que hayas sido para tus hijos, tus sobrinos, tus nietos, con el tiempo que has disfrutado, con las veces que has reído. Esa es la dimensión del éxito para mí.
Es por eso que no puedo evitar agradecer que la vida y el universo me pongan frente a situaciones en las que debo soltar todo aquello que no se ajusta a una vivencia exitosa: personas, lugares, creencias.
Hace mucho tiempo leí un texto que hablaba de que las personas llegan a tu vida por una razón, por una estación o para toda la vida. Lo que te hace exitoso es darte cuenta quién es quién en ese camino, qué aprendes, qué sueltas y con qué te quedas. Así vas transitando el camino del éxito… eligiendo con responsabilidad.