Cultivar la asertividad

14/09/2015 por Carolina Aita

 

No estoy segura de cuántas personas sepan el significado de esta palabra, que por cierto no tiene que ver con estar o no en lo acertado. Esa es justamente una de las razones que me llevó a escribir esta entrada. Considero que es algo que más gente debe saber.

La asertividad es una cualidad, virtud, habilidad o como quieran llamarle que consiste en ser capaz de decir lo que quiero decir, defender mi postura, opinión, idea, con la insistencia necesaria, sin irritarme ni alterar mi estado de ánimo, ni levantar la voz.

Una vez más pregunto: ¿fácil? No. ¿Posible? Por supuesto que sí.

¿Qué es lo que nos lleva a no ser asertivos? Puede haber distintas causas y en cada caso depende de la historia de la persona pero lo más común es que la gente se toma las cosas a modo personal la mayor parte del tiempo. En consecuencia, se ofenden y responden movidos por una emoción alta, lo que los lleva a emplear el tono equivocado, las palabras equivocadas, sumado a excusas, pretextos y justificaciones que son las herramientas preferidas de los no asertivos.

Y pregunto: ¿Quién pierde? Pregúntate quién pierde cuando no eres asertivo. Pues tú, porque eres el que pierde los estribos, el que no consigue su propósito, el que se gana la bronca del interlocutor, tú, tú, siempre tú.

Otra de las causas por las que no se pone en práctica la asertividad guarda relación con la culpa. Las personas sienten culpa por expresar lo que sienten, por manifestar que algo no les gusta, por decir que no, por poner un límite. Esto los lleva inevitablemente a reprimir la emoción y que salga de un modo explosivo ya sea hacia fuera o hacia adentro. Una vez más el perjudicado eres tú, el que elige no ser asertivo.

¿Qué es lo peor que puede pasar por decir lo que quieres decir? Que alguien te juzgue (pues en ese caso el problema es del otro, que juzga), que alguien se enoje     (pues el problema es del otro que debe lidiar con su enfado).

En cualquier caso tú ganas. Ganas porque has sido honesto contigo mismo, porque has sido fiel a lo que crees, porque has sabido defender tu lugar sin dejarte manipular. Tú ganas. Y gana el otro también, aunque no pueda verlo aún. Las personas necesitan aprender a respetar un “no”, aprender a aceptar los límites de los demás, aprender a dejar el juicio de lado. Aprender que “el mapa no es el territorio” y que el otro tiene su propio modo de interpretar la realidad.

Es por eso que ser asertivo, brinda más claridad a la comunicación y te asegura que tu mensaje se entienda con la intención que has tenido al transmitirlo.

¡Atención! Que ser asertivo implica también comunicarme desde el respeto, por lo tanto, aquí no hay lugar para el sarcasmo ni los dobles mensajes. No confundan la asertividad con ese “sincericidio” que cometen algunos y dicen lo primero que se les cruza por la mente sin filtro. Aquí se trata de comunicar en forma eficaz, manteniendo un estado de armonía emocional y con el propósito de gestionar los vínculos desde un lugar más sano.

¿Te animas a ponerlo en práctica? La próxima vez que se te presente la oportunidad, elige ser asertivo y verás cómo habrás dado un paso más en tu crecimiento personal.