Si hoy fuera mi último día de vida no sería muy distinto a lo que han sido el resto de los días y eso significa que he vivido como he querido, a conciencia y sin pendientes. La única diferencia sería que querría hacer muchas cosas de las que he disfrutado en ese único último día.
Si hoy fuera mi último día de vida me gustaría que fuera un día de sol, que me permitiera manejar un rato por alguna ruta con la música alta y cantando como lo he hecho desde que manejo.
Me gustaría reunirme con mis amigos de siempre a jugar a los juegos que tantas veces nos han hecho reír. Y reír mucho, a carcajadas, hasta que nos duela la panza.
Si hoy fuera mi último día de vida quisiera bailar como bailé siempre, descaradamente, auténticamente. Si algo me hizo conectar con la felicidad ha sido la danza. Se me ensancha el alma cada vez que puedo expresarme a través de mi cuerpo con una canción.
Quisiera también organizar una pequeña fiesta donde brindáramos por una vida bien vivida, por los vínculos que me acompañaron en mi camino, por los logros que me hicieron ver de lo que era capaz, por los tropiezos que me hicieron crecer y fortalecerme y también brindar porque no he dejado nada por hacer.
No quiero dejar este mundo sin hacerle saber a todos los que quise que los quise, que los quise así como yo quiero, con el alma, con intensidad, con un poco de celos y con entrega. Y aunque quisiera asegurarme de decírselos una última vez, tengo la tranquilidad de que se los demostré cada vez que tuve oportunidad.
Estudié lo que quise, tuve el privilegio de reconocer mi vocación y de trabajar de lo que me hacía feliz, viajé, me enamoré (o creo que me enamoré. No tengo certeza de si fue amor pero se parecía bastante… querer a alguien con simpleza haciendo que aflore su mejor versión y mi mejor versión… eso debe ser muy parecido al amor), vi crecer a mis cinco sobrinos a los que adoro y con los que me divertí muchísimo, compartí tiempo de calidad con mis padres, corrí muchas carreras y aunque no gané ninguna ( nunca corrí para ganarlas) siempre crucé la meta, tuve la posibilidad de vivir en otro país y no me ha quedado nada en el tintero.
Decía Buda que el problema de la humanidad es que se cree que tiene tiempo…y así es que se van dejando cosas por hacer esperando el momento adecuado, o que los astros se alineen o que tengamos coraje. El tiempo es limitado así que la única forma de que podamos despedirnos de este mundo con liviandad es haber vivido la vida que elegimos.